La primera etapa es bastante monótona por un camino paralelo a la carretera.
No muchos árboles, lluvia intermitente y un sólo pueblo intermedio Bercianos del Real Camino.
El Burgo Ranero pertenece a esos pueblos de la cultura del adobe. Es España y no Niger.
Me gusto el servicio de limpieza de los márgenes de las calles, cómo se cuida la enseña nacional, lo longevo de sus habitantes y un frontón!!!
La segunda es similar, caminando de forma paralela a la carretera, bastante más sitios para parar y más sombras. De nuevo solamente un pueblo intermedio de donde se indica que Mansilla está a una legua.
Una buena idea es el último día madrugar bastante y hacer el recorrido hasta León con la fresca.
Una gozada ducharte al llegar con agua fría y tomarte un té en la misma puerta de la catedral.
Esopermite tomar el tren a Madrid temprano después de un kebab reparador.
Los pies destrozados...
Por cierto, la visita a La Cava de Santa Clara resultó al final divertida. Y Antón un buen tío.
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